Algunos de mis amigos ya lo saben, una de mis aficiones consiste en coleccionar meteoritos, esas rocas provinientes del espacio que de cuando en cuando caen a nuestro planeta. Lo cierto es que me aficioné a coleccionarlos casi por accidente, el primero lo compré como un souvenir en un viaje, y bueno, terminé aficionándome.
Lo que me parece más curioso de los meteoritos es que son restos de la formación de nuestro Sistema Solar, testigos mudos de nuestro origen, y, quién lo sabe, posibles causantes de nuestra extinción (esperemos que no). Una de las teorías que se barajan para explicar la extinción de los dinosaurios hace 64 millones de años es que un meteorito de 10 Km de diámetro impactó en la península del Yucatán, en Méjico. Produciendo un cráter de 180 Km de diámetro conocido como
Cráter de Chicxulub.
Cráter Barringer, en Arizona, USA
Cráter Henbury, Australia
Afortunadamente, no todos los impactos son tan devastadores, aunque algunos dejan cráteres de tamaño tan apreciable como los que se pueden apreciar en las fotografías superiores (por ejemplo, el cráter Barringer tiene unos 1200 metros de diámetro y 170 de profundidad).
A continuación, les muestro las fotografías de algunos de los meteoritos que tengo.
Las dos fotografías superiores corresponden al metoerito Sikhote-Alin. Cayó cerca de Vladivostok (Rusia) el 12 de febrero de 1947, a las 10:38 de la mañana hora local (hubo testigos de la caída, por eso se sabe la hora exacta). En la segunda foto se pueden apreciar incluso las marcas de abrasión producidas por la fricción con la atmóstera.
Este meteorito (el dado negro con la N tiene 1 cm de arista) fue descubierto en Brenham (Kansas, USA), en 1882. Se sospecha que cayó en nuestro planeta hace unos 20000 años.
Este último meteorito cayó en Argentina, en una zona conocida como Campo del Cielo, hace aproximadamente 4000 ó 6000 años, y fue descubierto hacia 1576. Su composición química es la siguiente: 92'9% de Hierro, 6'7% de Níquel, 0'4% de Cobalto y ligeras trazas de Galio, Germanio, Fósforo e Iridio.