Conocida desde la antigüedad (hay registros en China, Grecia y Babilonia), la estrella más brillante de la constelación de Cetus (El monstruo marino) es una estrella realmente asombrosa. Es una estrella de las llamadas variables, es decir, que su brillo no permanece constante a lo largo del tiempo. Su magnitud fluctúa entre +2 (siendo en ese momento la estrella más brillante de la constelación) y +10, cuando deja de ser visible a simple vista y son necesarios telescopios para poder apreciar su débil brillo. Esta característica tan notable es la que le ha valido su nombre, Mira, que en latín significa maravillosa, asombrosa.
Su periodo de variación de brillo es de 332 días, y se encuentra a una distancia de unos 418 años-luz. Se trata de una gigante roja del tipo M7, con una temperatura superficial de unos 3000 K aproximadamente, y una luminosidad 8500 veces mayor que la del Sol. Tiene una compañera, Mira B, una enana naranja del tipo K distante unas 70 UA y con un periodo de unos 400 años.
Mira, observada por el telescopio espacial Hubble en 1997
Con todo esto, quizás la característica más asombrosa de esta estrella sea la siguiente: observaciones realizadas por el telescopio espacial GALEX (lanzado en 2003) en la región del ultravioleta, han revelado que Mira deja un rastro de materia tras de sí mientras se mueve a gran velocidad por la galaxia (130 Km/s). La longitud de este rastro es de unos 13 años-luz, y su visión es realmente impresionante, tal y como podemos comprobar en la siguiente imagen.
Parece un cometa, pero no lo es. Mira, en ultravioleta fotografiada por el GALEX
El siguiente vídeo es una simulación hecha por la NASA donde se puede ver el origen de esta hermosa estela, producida por el choque de las capas externas de Mira con el gas interestelar que la rodea. Una vez más, el universo no deja de sorprendernos.