martes, 16 de noviembre de 2010

Leónidas 2010

En estas fechas, se produce una de las lluvias de estrellas más conocidas por los aficionados. Nos referimos a las Leónidas, que toman su nombre de la constelación de Leo, desde la que parecen irradiar. Al igual que las Perseidas y el resto de las lluvias de estrellas, las Leónidas están asociadas a un cometa (en este caso el Temple-Tuttle), que es el que genera el rastro de las partículas que posteriormente será interceptado por la órbita de la Tierra, cayendo sobre la atmósfera y produciendo el siempre bonito espectáculo de las estrellas fugaces.

El Temple-Tuttle tiene un periodo de unos 33 años, y normalmente las lluvias suelen ser especialmente intensas cuando la Tierra intercepta la órbita del cometa poco después de su paso por el perihelio. Es de las pocas lluvias que de vez en cuando tienen asociados picos realmente espectaculares de actividad, llegando a producirse auténticas tormentas de meteoros.

El radiante de esta lluvia de estrellas se encuentra en la constelación de Leo. Aspecto del cielo hacia el este a las 3 de la madrugada del 19 de noviembre. Captura de pantalla del programa Stellarium

Grabado que representa una de las tormentas de meteoros más espectaculares de la historia: las Leónidas de 1833 (se contabilizaron hasta 240 000 meteoros)

Las tormentas más espectaculares que se han registrado han sido las siguientes: 1833 (240 000 meteoros en 6 horas), 1866 (unos 6000 meteoros por hora), 1966 (más de 100 000 meteoros por hora durante un corto intervalo de tiempo), en 1999, 2000 y 2001 se registraron unos 3000 meteoros por hora.

Los meteoros que conforman la lluvia de estrellas de las Leónidas se encuentran entre los más rápidos conocidos, llegando a alcanzar velocidades de 72 Km por segundo (superando incluso a las rápidas Perseidas, que alcanzan unos 60 Km/s).

Las Leónidas, vistas desde el Espacio. NASA

Representación del fenómeno de las Leónidas

Imagen de un bólido (magnitud -7) junto a un meteoro durante la tormenta de meteoros de las Leónidas de 1998. Fotografía cortesía de Astroeduca

El siguiente vídeo muestra de una forma bastante sencilla cómo se produce este bonito fenómeno.




Según la web de SOMYCE, no se espera una gran actividad para este año, alrededor de 20 meteoros por hora la noche del máximo del 17 al 18 de noviembre, aunque nunca se sabe, a veces la visión de algún bólido (más brillante que el planeta Venus) puede hacer que valga la pena afrontar el frío de la noche. En este enlace, la NASA ofrece una herramienta que estima la actividad de la lluvia en tu zona. 

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sábado, 13 de noviembre de 2010

Todos estos mundos son vuestros, excepto Europa...

…no intentéis aterrizar allí.
2010, Odisea dos

Esta frase seguramente será reconocida por los apasionados de la saga de 2001, una Odisea en el Espacio, de Arthur C. Clarke. Para quienes aún no hayan tenido la oportunidad de leer esta magnífica saga de novelas de uno de los más grandes escritores de la ciencia ficción, quizás sea ahora un buen momento para hacerlo.

Volviendo a Europa… ¿qué tiene de especial? Como ya vimos en el post acerca de Júpiter, Europa es una de las cuatro grandes lunas (de las 63 descubiertas hasta ahora) del mayor planeta del Sistema Solar. Fue descubierta junto con Ío, Ganímedes y Calisto por Galileo Galilei la noche del 7 de enero de 1610, cuando apuntó a Júpiter por primera vez con su modesto telescopio.

Europa, vista por la sonda Galileo

Comparativa de tamaños entre Europa, la Luna y la Tierra

Con poco más de 3100 Km de diámetro, orbita a Júpiter a una distancia media de unos 670 000 Km. Su temperatura media es de 110 K en el ecuador (-163 ºC) y tan sólo 50K (-223 ºC) en los polos, y está completamente cubierta por un espeso manto de hielo (se estima que tiene entre 10 y 30 Km de espesor). La superficie del satélite es bastante lisa, con accidentes que raramente superan el centenar de metros de altura. Sólo tres cráteres de impacto superan los 5 Km de diámetro, siendo el mayor de ellos el Pwyll, de 39 Km. Fluctuaciones en el campo magnético de la luna detectadas por la sonda Galileo, así como las múltiples fracturas que se han encontrado en su manto de hielo, hacen creer que bajo él podría existir un océano de agua líquida (de hasta 90 Km de profundidad).

Representación del interior de Europa. Bajo una espesa capa de hielo, se sospecha que existe un océano (¿de agua líquida?)

Dos posibles modelos de Europa: en el primero, bajo el manto de hielo se encontraría una capa de hielo semifundido, en el segundo existiría un océano de agua líquida

Superficie de Europa en color real, fotografiada por la sonda Galileo

Detalle de una de las características geológicas más significativas de esta luna: las vetas oscuras que surcan su superficie llamadas lineae, muy probablemente producidas por procesos internos

Detalle en color mejorado (para apreciar mejor las diferencias entre las distintas zonas) de la superficie de Europa, fotografiada por la sonda Galileo en 1996

Ío y Europa frente a Júpiter. Fotografiadas por la sonda Voyager 1 en 1979 a una distancia de unos 20 millones de Kilómetros


También Europa tiene asociada una leyenda mitológica. Según esta leyenda, Europa era hija de los reyes de Fenicia y Tiro, Agénor y Telefasa. Zeus se enamoró de ella y para seducirla se transformó en un toro blanco, mezclándose con el ganado de su padre. Mientras paseaba con su séquito cogiendo flores, Europa se maravilló ante la hermosura del toro y acarició sus costados; viendo que era dócil, se montó sobre él y Zeus aprovechó ese momento para raptarla corriendo hacia el mar y nadando hasta la isla de Creta. Una vez allí, le desveló su identidad y la sedujo, convirtiéndola posteriormente en reina de Creta.

El rapto de Europa. Tiziano. Hacia 1560

El siguiente vídeo es una recreación de lo que podría ser una futura misión que encontrara vida en los océanos de Europa. De hecho, hay un proyecto entre diversas agencias espaciales (NASA, ESA, y probablemente se unan Rocosmos y JAXA) para lanzar una misión conjunta (hacia el año 2020) con el propósito de estudiar mejor las lunas jovianas.




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domingo, 17 de octubre de 2010

Ío, la luna atormentada

Cuenta la leyenda que la ninfa Ío, de excepcional belleza, era una sacerdotisa de la diosa Hera. Cuenta además que Zeus, enamorándose perdidamente de ella, la poseyó y que posteriormente la transformó en una ternera para protegerla de los celos de su esposa Hera. Sin embargo, Hera sospechó de la hermosa apariencia de la ternera y se la pidió a Zeus como regalo, que no pudo negarse. Posteriormente, le encargó al gigante Argos (el de los cien ojos) que la custodiara en Nemea. Argos era un vigilante muy efectivo, ya que siempre algunos de sus ojos estaban abiertos cuando los otros dormían.

Ío y Zeus, lienzo del pintor renacentista Antonio CorreggioMuseo de Historia del Arte de Viena

Para rescatar a su amante, Zeus envió a su hijo, el también dios Hermes, el cual se transformó en un pastor y le ofreció vino y conversación a Argos. El vino resultó delicioso, y la prolongada y aburrida conversación que el astuto Hermes le dió a Argos fue suficiente para que uno a uno, se le fueran cerrando todos los ojos. Una vez domido, le cortó la cabeza y liberó a Ío. Al enterarse Hera de la muerte de Argos, puso sus ojos en la cola de su ave favorita, el pavo real.

Mercurio y Argos, de Diego Velázquez (1659) Museo del Prado

Juno recibiendo la cabeza de Argos. Jacopo Amigoni

Hera no cejó en su empeño de vengarse de la infortunada ninfa, así que le envió un tábano que la mortificaba con continuas y dolorosas picaduras. Para huir del tábano Ío (aún transformada en ternera) se arrojó al mar (a este mar se le conoce desde entonces como el Mar Jónico), y estuvo huyendo sin cesar, pasando por Illiria, Tracia y el Cáucaso,  finalmente pudo llegar a Egipto, donde Zeus volvió a darle forma humana, dando fin así a su sufrimiento.

Al igual que la ninfa que le da nombre, la luna Ío de Júpiter es una luna realmente atormentada. Con 3640 Km de diámetro (apenas un poco mayor que nuestra Luna), orbita al gigantesco Júpiter a una distancia de tan sólo 421 000 Km (poca cosa, teniendo en cuenta las colosales dimensiones del planeta). Esta cercanía al mayor y más masivo de los planetas (él sólo tiene más del doble de la masa del resto de los planetas juntos) y la resonancia de su órbita con las de Ganímedes y Europa (otras de las grandes lunas de Júpiter) hacen que las fuerzas de marea gravitatoria sean intensísimas, provocando una tremenda inestabilidad en las capas internas de la luna, que prácticamente se encuentran en ebullición. Por ello, Ío es el cuerpo del sistema solar geológicamente más activo, con más de 400 volcanes en continua erupción.

Aparte de los volcanes, Ío cuenta con más de un centenar de montañas, creadas por la intensa presión que el manto de esta luna ejerce sobre su corteza. Algunas de las montañas son altísimas, Boösale Montes tiene una altura de unos 17 000 metros, el doble que el Everest, la mayor montaña de la Tierra (8848 m).

En esta animación puede verse las enormes proporciones de la erupción volcánica del volcán Tvashtar en Ío (más de 300 Km de altura)

La temperatura media en la superficie de esta luna es de unos 130 K (-143º C). La composición de su atmósfera es básicamente dióxido de azufre (SO2) y trazas de otros elementos.

Detalle de algunos volcanes en Ío, fotografiados por la sonda Galileo

Ío en color real, fotografiada por la sonda Galileo. 

En la imagen anterior se puede apreciar que su superficie está marcada por volcanes y restos más o menos recientes de erupciones. El color amarillento es debido a la gran cantidad de azufre expulsada por los volcanes. Debido a la intensa actividad volcánica, no se aprecian cráteres de impacto, ya que cualquier traza de ellos ha sido rellenada por los flujos de lava en poco tiempo.

Erupciones volcánicas en Ío, mientras estaba a la sombra de Júpiter 

Se han registrado temperaturas en las erupciones de más de 1700 K (se cree que algunas han podido llegar a los 2000 K), mientras que en La Tierra raramente se sobrepasan los 1500 K.

Fue descubierta en enero de 1610 por Galileo Galilei, al apuntar a Júpiter con su telescopio. Descubrió también a las otras 3 grandes lunas jovianas, Europa, Ganímedes y Calisto. Ha sido visitada por las sondas Voyager, la Galileo y la New Horizons, de camino al lejano Plutón.

NOTA: Las temperaturas se expresan en grados Kelvin (K). 0ºC = 273 K, 100ºC = 373 K

Y para terminar, les dejo un par de vídeos de Ío, espero que les gusten.





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viernes, 15 de octubre de 2010

El cielo en movimiento

Navegando por la red, me he topado con este fantástico timelapse realizado por Enrique Herrero Casas, editor del blog Cel de Nit. Se ha hecho a partir de múltiples fotografías tomadas desde el Observatorio del Roque de Los Muchachos, en la isla canaria de La Palma. ¡Espero que les guste!


El cel en moviment al Roque de los Muchachos from celdenit.com on Vimeo.

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martes, 12 de octubre de 2010

Los tesoros del Unicornio

Monoceros (el Unicornio) es una constelación que suele pasar desapercibida, debido al escaso brillo de sus estrellas, que palidecen ante la cercanía de la magnífica constelación de Orión, justo a su derecha. Sin embargo, al estar situada en la misma Via Láctea, podemos encontrar muchos objetos (nebulosas y cúmulos, principalmente) que harán las delicias de los aficionados a la astronomía.

Carta de la constelación de Monoceros, junto a Orión

Esta constelación fue introducida por el astrónomo y teólogo holandés Petrus Plancius en 1613, y aunque como comentamos antes, no tiene estrellas muy brillantes, sí que podemos encontrar algunos ejemplares realmente interesantes.

La estrella más brillante de la constelación, Beta Monocerotis, es en realidad un magnífico sistema estelar triple compuesto por tres gigantes azules situado a 690 años-luz de nosotros. Son unas estrellas bastante jóvenes, de tan sólo 34 millones de años de edad.

Otra de las estrellas más significativas de esta constelación es la estrella de Plaskett, llamada así en honor al astrónomo canadiense John Plaskett, que en 1922 descubrió que en realidad se trataba de una estrella doble. Hasta hace poco era el par de estrellas más masivo descubierto, con 43 y 51 masas solares respectivamente. Está situada a unos 6600 años-luz del Sistema Solar.

V838 Monocerotis es una estrella variable que explotó en el año 2002; está situada a unos 20 000 años-luz de distancia. En la siguiente secuencia de imágenes podemos ver cómo su eco de luz se ha ido expandiendo como consecuencia de la explosión.

La estrella V838 Monocerotis y su eco de luz, fotografiada por el telescopio espacial Hubble

Pero lo que realmente le confiere un carácter especial a esta constelación es la abundante presencia de cúmulos de estrellas y bonitas nebulosas, algunas realmente espectaculares.

M50 es un cúmulo abierto de unas 200 estrellas, situado a 3200 años-luz. Se le estima un diámetro de unos 10 años-luz.

El cúmulo abierto M50, a 3200 años-luz de distancia

Con mucho, el objeto más conocido por los astrónomos aficionados sea la espectacular Nebulosa Roseta (NGC 2237), asociada al cúmulo NGC 2244. Las fotografías muestran una nebulosa de tonos rosáceos y una forma que recuerda a una rosa, de ahí su nombre. Vista al telescopio, apenas se aprecia una tenue nebulosidad alrededor del cúmulo. Tan sólo las fotografías la muestran en todo su esplendor y magnificencia. Se estima que la cantidad de materia existente en esta nebulosa sería suficiente para crear más de 10 000 soles como el nuestro.

Una de las más bellas nebulosas del firmamento, la Nebulosa Roseta, fotografiada por Robert Gendler

La nebulosa se encuentra a unos 5200 años-luz y la presión ejercida por el viento solar de las estrellas del cúmulo NGC 2244 hace que la nebulosa empiece a disiparse. Se le estima un diámetro en torno a unos 130 años-luz. Al ser tan grande, diversas partes de la nebulosa (y cúmulo) tienen asociados varios números del catálogo NGC (2237, 2238, 2239, 2244 y 2246). NGC 2244 fue descubierto en 1690 por el astrónomo inglés John Flamsteed.

Otro de los objetos más interesantes de Monoceros es el coqueto conjunto formado por la Nebulosa del Cono y la Nebulosa Árbol de Navidad, ambos a 2600 años-luz de distancia (NGC 2264).

Panorámica de la región de la Nebulosa del Cono y Árbol de Navidad, del NOAO. Elegida imagen astronómica del día en noviembre de 2008 por la NASA

Detalle de la Nebulosa del Cono, fotografiada por el telescopio espacial Hubble

Otra delicatessen en Monoceros, la Nebulosa de la Mariposa (NGC 2346), a 2000 años-luz de nosotros

Hace poco, el Observatorio Europeo Austral mostró unas bellísimas fotografías de una nebulosa en la banda del infrarrojo, conocida como NGC 2170, ubicada en la región Monoceros R2, que se ha revelado como una zona especialmente activa en formación estelar. Se encuentra a unos 2700 años-luz y fue descubierta en 1784 por William Herschel.

NGC 2170, vista en luz visible y en infrarrojo.

Ubicación de NGC 2170 y de la Nebulosa Roseta en Monoceros

El siguiente vídeo nos hace un zoom hasta la nebulosa NGC 2170:



Y en este otro, vemos cómo cambia el aspecto de la nebulosa si usamos la luz visible o la infrarroja:



Y para terminar, un paseo por la Nebulosa Roseta (en falso color), gracias a los datos aportados por el telescopio espacial Herschel, de la Agencia Europea del Espacio



Este post es la contribución de Pirulo Cósmico a la XII edición del Carnaval de la Física, alojado este mes en el magnífico blog Francis the Mule News.

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domingo, 10 de octubre de 2010

Hijas de un titán: las Pléyades (M45)

Las Pléyades eran las 7 hijas de la ninfa Pleione y del titán Atlas, condenado por Zeus a portar sobre sus hombros la esfera de los cielos. Sus nombres eran Maia, Electra, Taygeta, Alcyone, Celaeno, Asterope y Merope; formaban parte del cortejo de la diosa de la caza, Artemisa. El gigantesco cazador Orión las acosaba, y por ello, Atlas le pidió a Zeus que hiciera algo para evitarlo. Zeus interpuso un toro (Taurus) entre ellas y el osado cazador, pero éste le hizo frente con un escudo y un garrote. Finalmente, Zeus envió un escorpión gigante (Scorpius) para ahuyentar a Orión, y así están dispuestos en el cielo: las Pléyades protegidas por Taurus, que se interpone entre ellas y Orión; y cuando aparece Scorpius por el horizonte del Este, Orión se oculta por el Oeste, en una eterna persecución entre las estrellas.

Las Pléyades, representadas en una pintura de Elihu Vedder, en 1885

Este bonito cúmulo abierto puede verse a simple vista en las noches otoñales e invernales, en la constelación de Taurus. También se le conoce como las Siete Hermanas o La Cabritilla. A simple vista (en noches sin Luna y con buenas condiciones), se aprecian 6 estrellas, aunque en realidad el cúmulo consta de más de un millar. La disposición de sus estrellas recuerda al carro de la Osa Mayor, aunque distribuidas en un espacio mucho más reducido.

Las Pléyades son conocidas desde la antigüedad, y son mencionadas en obras tales como la Ilíada y la Odisea, La Biblia, o el Mahábharata. El 4 de marzo de 1769, Charles Messier las incluyó en su célebre catálogo de nebulosas y cúmulos de estrellas con el nº 45.

Las Pléyades fotografiadas por David Malin, del Observatorio Anglo-Australiano

Son unas estrellas bastante jóvenes. Se cree que tienen menos de 100 millones de años de edad (poca cosa si lo comparamos con los 4600 millones de años de nuestro Sol), y se estima que este cúmulo permanecerá unido durante al menos otros 250 millones de años, tras los cuales se disgregará debido a las interacciones gravitatorias con su entorno. Estas estrellas están contenidas en un diámetro de unos 12 años-luz aproximadamente, y a unos 440 años-luz de distancia de nuestro Sistema Solar.

En esta magnífica toma, Stephan Seip captó al cometa Machholz pasando justo enfrente de las Pléyades, siendo elegida imagen astronómica del día por la NASA el 11 de enero de 2005

Uno de los rasgos más característicos de este cúmulo, que le da una especial belleza, es la nebulosidad azul que envuelve a las estrellas más brillantes, especialmente a Merope. Originariamente se pensaba que se trataba de la nebulosa de la cual nacieron las estrellas, pero posteriores estimaciones acerca de la edad del cúmulo hacen más plausible la posibilidad de que sea una nube de gas y polvo que se encuentra en esa zona y está iluminada por el brillo de las Pléyades.

Otra magnífica imagen de las Pléyades, en este caso obtenida por Robert Gendler

A modo de curiosidad, la firma de automóviles japonesa Subaru tiene como logotipo una representación de este cúmulo (no en vano, la palabra japonesa Subaru significa Pléyades). También da nombre a un telescopio japonés en Hawaii.



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domingo, 3 de octubre de 2010

La percha celestial

En la constelación de Vulpecula (La Zorra), podemos encontrar un coqueto asterismo conocido por muchos astrónomos aficionados. Nos estamos refiriendo al Cúmulo de la Percha, también conocido por los nombres de Collinder 399, Cúmulo de Brocchi o Cúmulo de Al Sufi.

El Cúmulo de la Percha, elegido en la foto astronómica del día de la NASA el 12 de enero de 2007. Fotografía de Frank Barret

Está formado por 10 estrellas, 6 de ellas forman una línea recta (ocuparían un tamaño equivalente al de 3 diámetros lunares) y las 4 restantes forman en gancho de la percha. Fue descubierto originalmente por el astrónomo persa Al Sufi, que lo incluyó en su "Libro de las estrellas fijas" en el año 964. En 1931, el astrónomo sueco Per Collinder incluyó este cúmulo en su Catálogo de Cúmulos Abiertos, aunque observaciones más recientes del movimiento propio de las estrellas han revelado que en realidad son estrellas independientes, sin relación entre ellas, se encuentran a unas distancias que varían entre los 200 y los 1000 años-luz.

El método que usan los astrónomos aficionados para localizar este bonito asterismo es trazar una línea imaginaria que une las estrellas Altair (en la constelación Aquila) y Vega (en la constelación de Lyra), y recorrer un 1/3 de la distancia que las separa. Ofrecen una bonita vista con prismáticos o telescopios pequeños.

Ubicación del Cúmulo de la Percha, entre las constelaciones de Vulpecula y Sagitta. Captura de pantalla del programa Stellarium

Otra imagen elegida como foto astronómica del día de la NASA, esta vez en diciembre de 2008 por Noel Carboni

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